miércoles, 7 de agosto de 2019

Prólogo Tractatus Logico-Philosophicus: Ludwig Wittgenstein / Derek Jarman (1993)


ningún filósofo nace stencil - Baires 2011
Vamos a comenzar a ver textos de y sobre Ludwig Wittgenstein en el curso de Estudios Críticos del Derecho. Iniciaremos con unos de los más míticos prólogos que se hayan escrito de un libro, siempre misterioso y enigmático -en varios sentidos-, como el Tractatus.

Como hay varias traducciones y no disputamos traducciones correctas, publicamos la que usamos en clase sólo con el objetivo que quede disponible al alcance de todas/os.

Seguimos y salud!

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L. Wittgenstein: "Prólogo"
Tractatus Logico-Philosophicus

Posiblemente sólo entienda este libro quien ya haya pensado alguna vez por sí mismo los pensamientos que en él se expresan o pensamientos parecidos. No es, pues, un manual. Su objetivo quedaría alcanzado si procurara deleite a quien, comprendiéndolo, lo leyera. El libro trata los problemas filosóficos y muestra —según creo— que el planteamiento de estos problemas descansa en la incomprensión de la lógica de nuestro lenguaje. Cabría acaso resumir el sentido entero del libro en las palabras: lo que siquiera puede ser dicho, puede ser dicho claramente; y de lo que no se puede hablar hay que callar. El libro quiere, pues, trazar un límite al pensar o, más bien, no al pensar, sino a la expresión de los pensamientos: porque para trazar un límite al pensar tendríamos que poder pensar ambos lados de este límite (tendríamos, en suma, que poder pensar lo que no resulta pensable).

Así pues, el límite sólo podrá ser trazado en el lenguaje, y lo que reside más allá del límite será simplemente absurdo.

En qué medida coincida mi empeño con el de otros filósofos es cosa que no quiero juzgar. Lo que aquí he escrito, ciertamente, no aspira en particular a novedad alguna; razón por la que, igualmente, no aduzco fuentes: me es indiferente si lo que he pensado ha sido o no pensado antes por otro.

Quiero mencionar simplemente que debo a las grandes obras de Frege y a los trabajos de mi amigo Bertrand Russell buena parte de la incitación a mis pensamientos.

Si este trabajo tiene algún valor, lo tiene en un doble sentido. Primero, por venir expresados en él pensamientos, y este valor será tanto más grande cuanto mejor expresados estén dichos pensamientos. Cuanto más se haya dado en el clavo. En este punto soy consciente de haber quedado muy por debajo de lo posible. Sencillamente porque para consumar la tarea mi fuerza es demasiado escasa. Otros vendrán, espero, que lo hagan mejor.

La verdad de los pensamientos aquí comunicados me parece, en cambio, intocable y definitiva. Soy, pues, de la opinión de haber solucionado definitivamente, en lo esencial, los problemas. Y, si no me equivoco en ello, el valor de este trabajo se cifra, en segundo lugar, en haber mostrado cuán poco se ha hecho con haber resuelto estos problemas.


Ludwig Wittgestein
Viena, 1918
L. Wittgentein: "Prólogo", Tractatus Logico-Philosophicus (1922).

Traducción castellana de Jacobo Muñoz e Isidoro Reguera.
Alianza, Madrid, 2003, pp. 47-48

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2 comentarios:

  1. Y ahora pienso en Wittgenstein al escuchar: "Una palabra no dice nada y al mismo tiempo lo esconde todo".

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