lunes, 30 de noviembre de 2015

La Corte de Macri: Entre la continuidad y el cambio - El Estadista


el submarino judicial - Palermo 2014
Pasaron las elecciones y el polarizado ballotage. El momentum de Macri se concretó. Mauricio Macri es Presidente de la Nación. El año electoral concluyó. Todo pasa decía el filósofo analítico Don Julio Grondona.

En línea consistente de dar una versión realista, ni ingenua ni cínica ni chupamedias, del poder judicial publicamos esta columna en El Estadista sobre el futuro de la Corte de Macri.

No hay mención a todos los fallos que dictó en estos diez días la Corte porque eso es lo que viene. Repasar la jurisprudencia estratégica.

Siempre decimos que "las Cortes" no son de los presidentes ni de los gobiernos. Cada vez que podemos lo aclaramos. Sin embargo, el presidencialismo es presidencialismo, especialmente en el caso argentino, justamente porque a cambio de gobierno hay cambio en la Corte. Sin duda eso también explica la constante debilidad del poder judicial, en general, y de la Corte, en especial.

Las dimensiones de ese cambio las veremos pronto. Pueden ser de composición (Alfonsín, Mé#em o Kirchner) o de relaciones diplomáticas (De la Rúa). Después del 10 de Diciembre veremos.

Este escenario de Gobierno divido obligará a negociar al futuro oficialismo con la futura oposición. La negociaciones pueden ser cruzadas y el futuro de la Corte puede estar atada a algunos aspectos propios o ajenos a la órbita judicialista.

Menos mal que la democracia va más allá de votar entre Mauricio Scioli y Daniel Macri. En fin, transcribimos la nota. Atenti con sus juegos de lenguaje. Salud!

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La Corte Suprema de Macri: Entre la continuidad y el cambio


1. Ballotage y presidencialismo con legitimidad dual: El triunfo de la fórmula de Mauricio Macri y Gabriela Michetti en la segunda vuelta presidencial abre un escenario novedoso para todo el sistema político y judicial argentino, tanto a nivel nacional como federal.

Por un lado, se abre un escenario de alternancia y gobierno dividido en el sistema político. Alternancia después de 12 años de gobierno de una fuerza política. Gobierno dividido de un futuro presidencialismo sin mayorías legislativas, débil para algunos, equilibrado para otros, y con una clara obligación institucional de negociar y consensuar con las fuerzas opositoras, formadas por adversarios del Massismo, Kirchnerismo y Justicialismo en reconstrucción, para garantizar gobernabilidad.

Por otro lado, en la esfera de extraño mundo judicial, el ballotage resolvió las incertidumbres sobre el futuro institucional de la Corte Suprema, su reforma y/o designación de las vacantes pendientes.

En lo respectivo al sistema federal, siempre rezagado, hay una buena noticia. La ciudad de Buenos Aires podrá migrar lo pertinente a la Policía y la Justicia Nacional al ámbito de la Ciudad de Buenos Aires como establece el Art. 129 de la Constitución Nacional y el presidencialismo nacional perderá poder sobre el Poder Judicial Nacional. Tanto las Fuerzas de Seguridad como el Poder Judicial se resistirán o pondrán sus condiciones pero esta es la coyuntura más propicia para finalmente cumplir el mandato constitucional con la alineación política entre gobierno CABA y gobierno Nacional.

2. La Corte Suprema y el gobierno dividido: La Corte es un espacio político central para el futuro gobierno. Habrá muchos aspectos de un presidencialismo con gobierno dividido en una coyuntura económica adversa que la hacen una colaboradora fundamental de las políticas públicas del gobierno de Macri y una eventual moderadora de la institucionalidad republicana.

Como lo demuestran todos los gobiernos constitucionales de los últimos 32 años, la Corte que forme el nuevo gobierno entrará en una nueva primavera, larga o corta no sabremos, con la nueva administración. Corte y Ejecutivo serán socios con intereses recíprocos. Alfonsín y Ménem formaron sus Cortes. De la Rúa jugó a una continuidad diplomática y la Corte siempre lo acompañó, incluso en el sostenimiento de las medidas más impopulares como el recorte a los empleados públicos (Fallo Guida:2000) y el corralito bancario (Fallo Kiper:2001). Néstor Kirchner formó la Corte de Lorenzetti -en definitiva la Corte de la década ganada, la Corte de los Kirchners- y esa sociedad funcionó hasta el conflicto del campo como un pacto casi perfecto, con sus errores puntuales pero con beneficios que todavía hoy son capitalizados tanto por el Gobierno como por la Corte.

La Corte entrará en una proceso de hibernación republicana y bajará el perfil con el fin del kirchnerismo, en definitiva, su padre (re)fundador y ex socio en la gobernabilidad postcrisis del 2001.

En esta nueva coyuntura, la Corte puede recibir aire fresco y revitalizado. Habrá algunas sentencias, como las hubo en el último de campaña electoral, que la harán protagonista tanto en un perfil progresista como en un perfil colaborador del futuro gobierno. Sin embargo, la nueva situación institucional y económica no presentan escenarios tan prometedores para la Corte como en el pasado.

El futuro de la Corte de Macri también pasa por Córdoba. Juan Carlos Maqueda en definitiva,  el gran presidente del Senado en el 2012, un justicialista de la mediterránea república de Córdoba, puede ser el nuevo gran armador de la relación institucional Ejecutivo-Corte como lo fue en los tiempos de Néstor Kirchner. El gobierno de Cristina Kirchner lo forzó a replegarse todavía más en las sombras de la oposición, expresar sus estrategias a través de otros y hablar únicamente a través de sus sentencias. Su invisibilidad en la política judicial y la seriedad de su trabajo constitucional durante estos años lo hacen, quizás, el más hábil Juez Supremo de la actual coyuntura institucional.

Con la nueva situación la disputa por las designaciones en la Corte Suprema se abre en el Frente Cambiemos. La situación de gobierno dividido con mayorías opositoras en Diputados y en el Senado sugiere que se intentarán construir pactos de gobernabilidad y consensos forzados. Eso fomenta que los candidatos sean parte de un consenso más diplomático, lejos de la polarización discursiva y la fricción electoralista de ayer.

Todo hace pensar que los futuros candidatos a la Corte deberían tener, al menos, dos características. Primero, deberían ser parte de un consenso entre varias fuerzas políticas entre oficialismo y oposición. Esto cierra puertas a varios soldados irracionales que tuvo tanto el kirchnerismo como el macrismo en el juego de fricciones autodestructivas. Segundo, la Corte es el lugar de la moderación de los discursos legales y el perfume de la solemnidad. Las/os candidatos deben aparentar estar más allá de la grieta. Más en una situación institucional divisiva como la que se proyecta. Y mucho más sí el frente Cambiemos quieren expandir sus posibilidades de gobierno y comienza a pensar en el 2019.

Los perfiles militantes y confrontativos en cargos judiciales son tan raros como evidentemente desaconsejables. Más allá de los acuerdos y enfrentamientos, los zig-zags entre Lorenzetti y el Gobierno, lo que resulta difícil de sostener es la hostilidad institucional en el marco de un gobierno de legitimidad dual.

El perfil extremo del Ejecutivo Nacional fue muy parecido al propio del Presidente de la Corte. Todo indica que el fin de ciclo recomienda bajar también su intensidad y también, quizás, se procure buscar una alternancia, reduciéndose los personalismos.

Las formas son tan importantes como el fondo. Acción y comunicación son una sola cosa en la política moderna. El perfil de conciliación entre oficialismo y oposición podría ser una rejuvenecida versión de la dupla Ricardo Gil Lavedra y León Arslanián, políticos pero también judiciales, buenos formadores de equipos, pero sin estudios jurídicos litigando en el fuero judicial, especialmente en la propia Corte Suprema. Sin duda, un perfil federal y una mujer serían igualmente necesarios, bienvenidos y constitucionalmente recomendables.

Elegir figuras representativas de la etapa anterior, tanto del kirchnerismo o del antikirchnerismo visceral, puede ser un error que obture los acuerdos. Consensuar figuras con bajo perfil y nula participación política o mediática sería tácticamente útil para conseguir los consensos en un Senado expectante.

Todo esto no impide que se proponga una ampliación de los miembros del Máximo Tribunal y así aumentar los cargos del acuerdo político buscando un nuevo pacto refundador para la Corte. Ese escenario sería más costoso y mucho más engorroso para los acuerdos y audiencias en el Senado. Se avecinan tiempos en los que lo económico parece condicionar lo institucional. Puede ser costoso, en tiempo y exposición, pero no por eso improbable.

Más allá de todo, la Corte deberá negociar ya no con un oficialismo hegemónico sino con diversas fuerzas políticas transversales, con el Ejecutivo y en el Legislativo, un futuro institucional entre viejos amigos y nuevos adversarios, entre cambios y continuidades.-

domingo, 29 de noviembre de 2015

Libro de Gabriel Negretto: Presentación





Gabriel Negretto nos invitó a la presentación de su libro que nosotros ya difundimos hace años en su versión inglesa, acá.
 Gracias por la invitación y éxitos! 
Se agradece difundir y se recomienda!
Salud!

domingo, 22 de noviembre de 2015

Habermas sobre terrorismo, Francia e Isis - Clarín / Le Monde


Mientras esperamos los resultados del ballotage encontramos esta nota de Habermas, acá en Le Monde, traducido por Clarín.



La luz y la noche - París 2014

Paciencia y salud!

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“El ISIS no puede ser derrotado sólo con los medios militares” 

Jürgen Habermas: El prestigioso analista asegura que además de combatir en Siria, hay que apuntar a las causas del yihadismo.

El sociólogo, politólogo y filósofo alemán Jürgen Habermas es una de las voces más reconocidas en Occidente para comprender la relación entre esfera pública, democracia y representación. En una entrevista con el diario francés Le Monde, habló de los atentados en París y de sus posibles consecuencias.
- El presidente François Hollande quiere definir un “estado de guerra” adaptado a la situación. ¿Usted cree que una modificación de la Constitución sea una respuesta adaptada a los atentados del 13 de noviembre?
JH - Me parece sensato adaptar a la situación actual las dos disposiciones de la Constitución francesa relativas al estado de urgencia. (Ouch!! Nota personal: Comentario políticamente correcto)  El presidente proclamó el estado de urgencia tras los acontecimientos shockeantes de la noche del 13 de noviembre. Difícilmente puedo juzgar la necesidad de esta política. No soy un experto en temas de seguridad. Pero parece un acto simbólico que le permita al gobierno reaccionar al clima que reina en el país. En Alemania, la retórica guerrera del presidente francés, guiado al parecer por las consideraciones de política interna, genera reservas. (Eso!)
- Hollande decidió aumentar su intervención en Siria bombardeando Raqqa, la capital del ISIS. ¿Qué piensa del intervencionismo?
JH - No se trata de una decisión política inédita, sino de la intensificación del compromiso de la aviación francesa, que ya está en acción desde hace un tiempo. Los expertos coinciden en que un fenómeno tan desconcertante como el ISIS –esta mezcla de “califato” que no ha encontrado aún su territorio definitivo y de comandos de asesinos dispersos por el planeta– no puede ser derrotado únicamente con bombardeos aéreos. Pero la intervención en terreno de tropas estadounidenses y europeas no sólo sería poco realista, sería una gran imprudencia. Por otra parte, no podemos enfrentar al ISIS sólo con los medios militares. Podemos considerar a estos bárbaros como enemigos, y debemos luchar contra ellos, incondicionalmente. Pero si queremos vencer a esta barbarie en el largo plazo, no debemos equivocarnos respecto de sus razones, que son complejas. Este no es el momento, para una sociedad francesa profundamente herida, de recordar el origen de este potencial de conflicto explosivo de Oriente Medio. Hay que recordar apenas lo que ocurrió en esa región tras la crisis de Suez de 1956. Una política de Estados Unidos, de Europa y de Rusia determinada casi exclusivamente por intereses geopolíticos y económicos chocó contra una herencia de la época colonial a la vez artificial y llena de padecimientos. Y esa política tomó provecho de los conflictos locales. Como se sabe, los conflictos entre shiítas y sunnitas, de donde el fundamentalismo del ISIS saca hoy en gran parte sus energías, se desencadenaron tras la intervención de Irak decidida por George W. Bush, que se burló del derecho internacional. Pero otro factor es la ausencia de perspectivas en las jóvenes generaciones de esos países, ávidas de una vida mejor y de reconocimiento. Estos jóvenes, tras fracasar en intentos políticos, se radicalizan para recuperar su amor propio. Este es el mecanismo de esta patología social. Una dinámica psicológica seguramente desesperada, que encuentra su origen en esa falta de reconocimiento y que genera también esos criminales solitarios, originarios de poblaciones de inmigrantes europeos.
- Tras los atentados del 11-S usted, estaba preocupado por el retroceso de las libertades democráticas que podía provocar la presión de la lucha contra el terrorismo ...
JH - Una mirada retrospectiva nos muestra que la “guerra contra el terrorismo” de Bush ha dañado la constitución política y mental de la sociedad estadounidense. El Acta Patriótica adoptada entonces, y aún en vigor, atenta contra los derechos fundamentales de los ciudadanos y golpea la sustancia misma de la Constitución de EE.UU. Eso legitimó Guantánamo y otros crímenes. Tengo la esperanza de que la nación francesa le dé al mundo un ejemplo. La sociedad civil debe evitar sacrificar, bajo la excusa de la seguridad, las virtudes democráticas de una sociedad abierta, como la libertad individual y la tolerancia de la diversidad. El yihadismo es una forma absolutamente moderna de reacción a las condiciones de vida características del desarraigo. Centrar la atención, de modo preventivo, en una integración social fracasada, no significa, claro, eximir a los autores de estos actos de su responsabilidad personal.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Una idea peligrosa e ilegal: Las FFAA no pueden intervenir en los conflictos sociales


Publicamos esta nota en La Izquierda Diario sobre las nada inocentes menciones, algunas directas, otras indirectas, a las fuerzas armadas interviniendo en temas de seguridad y situaciones de conflictos social en el futuro, acá. 

La idea central es que esos retrocesos discursivos no son sólo retrocesos retóricos propios de la campaña sino abrieron y abren más puertas a retrocesos concretos. Todos retrocesos nefastos a nivel de política democrática y directamente ilegal. La transcribimos y seguimos. Salud!

las fuerzas de la esperanza y el cambio -  Córdoba 2015
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Una idea peligrosa e ilegal: las Fuerzas Armadas no pueden intervenir en los conflictos sociales 

Lucas Arrimada (·)


La reincorporación de las fuerzas armadas en el discurso político ya es un retroceso político sin precedente. 

Todo el proceso electoral y el debate presidencial dejó un consenso de campaña tan peligroso como ilegal. Ambos candidatos afirmaron, palabras más o palabras menos, que proponían "llamar" a las fuerzas armadas para "combatir el narcotráfico", eufemismo para proponer que empiecen a actuar en conflictos de seguridad interior.

La propuesta de utilizar las Fuerzas Armadas en los conflictos de seguridad interior, es abiertamente ilegal conforme la Ley 23.554 sobre Defensa Nacional de 1988 y la Ley 24.059 sobre Seguridad Interior de 1992.

La reincorporación de las fuerzas armadas en el discurso político ya es un retroceso político sin precedente.

Además de ser ilegal puede ser letal para nuestros derechos. En estos meses, candidatos a presidentes, actuales asesores y potenciales ministros lo propusieron al efecto de "combatir el narcotráfico", "la inseguridad en las calles" o "llevar tranquilidad a los barrios", ocultando retóricamente lo que es una forma de abrir la puerta para la represión de los conflictos sociales.

En un contexto de ajuste y mayor puja distributiva se traduce en represión de la protesta social y de mayor violencia institucional contra pobres, jóvenes, trabajadores y mujeres.

Incluso si se propone para "supervisar", y otros eufemismos similares, su mera sugerencia, hasta hace pocos años impensable, abre un retroceso autoritario que debemos impedir entre todos.

Es muy probable que en estos tiempos de acuerdos conservadores se proponga restablecer, como ya se hizo, el servicio militar obligatorio. Esto también es contrario la Constitución y una amenaza contra los jóvenes. La principal razón es muy simple: va en contra de la Constitución Nacional (Art. 19 y ss y DDHHs). El clima conservador y autoritario puede, como sabemos, forzar la Constitución con la complicidad de los jueces antes "republicanos y progresistas" (sic) y así intentar violar nuestros derechos y conquistas sociales.

En ese contexto de campaña electoral polarizada, pero con un gran trasfondo conservador detrás, es que el gran ganador del ballotage será el derecho a la protesta como herramienta para proteger nuestros derechos frente al ajuste y construir una alternativa a los avances de todos los consensos autoritarios.

(·) Lucas Arrimada es Profesor de "Derecho Constitucional" y "Estudios Críticos del Derecho" (UBA). 

martes, 17 de noviembre de 2015

El ballotage ya lo ganó la Corte - El Estadista


Richard, two faces - NY 2012
Publicamos esta nota en la revista El Estadista sobre la ya anunciada victoria institucional de la Corte en la coyuntura electoral.

Anunciamos esa victoria en esta nota previa, acá. Lo claro en su tiempo, después de la primera vuelta se hace evidente.

Lo que no pudimos adelantar es esta estrategia abiertamente agresiva de la Corte con sus adversarios y sus señales hacia los espacios de oposición.

El actuar estratégico puede ser políticamente útil en la conyuntura pero deslegitima a la propia Corte, su rol como posible árbitro futuro, porque la hace más evidentemente parcial e imprudente. Especialmente después de los acuerdos que existieron entre la Corte, el ejecutivo (zig) y la oposición (zag), con sus idas y vueltas.

Pensabamos que una despedida educada y silenciosa era lo que más le convenía a la propia Corte al efecto de no hacer que sus fallos sean políticos y personales. Así después capitalizar su posible rol de árbitro aparentemente imparcial. Racionalidad instrumental frente a una más pasional cruzada era lo que me parecía adecuado y razonable, ceteris paribus. Ganó la estrategia más pasional y personalista. La calidad institucional es una deuda de oficialismo, oposición y de la zigzagueante Corte Suprema.

Todo lo contrario pasó, en la Corte y en el poder judicial.  El próximo domingo se definirán mejores los escenarios y el tablero político. Sin embargo, lo que todos los operadores, ambos políticos y judiciales, deben entender es que el poder político estará dividido para completar espacios institucionales y eso complicará seguir con el nivel de enfrentamiento faccioso, personalista y autodestructivo. Salud!

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El ballotage ya lo ganó la Corte

1.La Corte en el laberinto de las urnas que se bifurcan. Los resultados electorales del 25 de Octubre, con sus aspectos previsibles e imprevisibles, dieron como claro ganador institucional a la Corte Suprema.

Por un lado, en lo respectivo a los aspectos previsibles, más allá del autoengaño con encuestas electorales de algunos y de una inteligente capitalización de errores ajenos de otros, el ballotage era un escenario muy difícil de evitar. Por otro lado, en lo que atañe a los aspectos más novedosos y sorpresivos, los recambios en la composición del sistema federal -en especial, la derrota en la provincia de Buenos Aires del Frente para la Victoria- y las nuevas fuerzas políticas con gobiernos municipales/provinciales generarán impactos simbólicos y transformaciones concretas en el sistema de partidos que todavía son difíciles de prever.

En ambas situaciones, el próximo mandato presidencial será de presidencialismo con legitimidad dual. Un modelo ejecutivo acostumbrado a una cultura de democracia delegativa y un congreso con resistencias escasas pasará a un escenario de Congreso fragmentado con -presumiblemente- más incentivos a la confrontación que a la cooperación y una liga de gobernadores expectantes.

Todo ello impactará, sin duda, en el futuro rol de la Corte en el sistema político. Tendremos un modelo de presidencialismo fuerte y competitivo, con aires renovados pero con antecedentes constitucionales en el republicanismo autoritario, discursos de modernización pero con estructuras alberdianas y poderes de excepción -decretos delegados y DNUs- constitucionalizados por la reforma de 1994.

En esa coyuntura, la Corte podrá retomar un rol de árbitro institucional ante una posible vuelta a los incentivos de parálisis y lucha intestina extrema que el hiper-presidencialismo autóctono  ha ejemplificado. A pesar de eso, en su propia órbita, la Corte podrá negociar con mayor autonomía su nuevo rol institucional tanto frente a un nuevo Gobierno como con el renovado Senado ante nuevas y obligadas designaciones.

2. El ballotage ya lo ganó la Corte. Puntualmente, la coyuntura del ballotage, políticamente polarizada y de empobrecimiento discursivo, le permitirá capitalizar la retórica de los derechos, sus aires progresistas de guardián republicano, y fortalecer su desdibujada imagen en dos planos altamente relevantes para su agenda: (1) El plano de la calidad institucional y (2) el de sus decisiones estratégicas en el fin de mandato.

En el plano institucional (1) cabe recordar que la Corte ha aumentado más su capacidad comunicativa y su perfil público que su calidad institucional. Estamos ante una Corte que sigue manejando un presupuesto que la Constitución le asigna al Consejo de la Magistratura de forma directa y clara en el Artículo 114 de la Constitución Nacional. Para eso, en el fallo “Rizzo” (2013), lo que hizo la Corte fue declarar constitucional la reforma que impulsara el gobierno de Néstor Kirchner en los últimos meses del 2006 y que le terminó de dar todo el poder a la Corte en su guerra con el Consejo de la Magistratura.

Los defectos institucionales que tiene el Poder Judicial a nivel estructural tienen correspondencia con la debilidad política del Consejo de la Magistratura ante la Corte y con los diversos acuerdos para que esa debilidad confiera beneficios múltiples.

A los fuegos de artificios, con decisiones que quieran demostrar una distancia frente al Gobierno (2), no debemos olvidar que la Corte rara vez controló al gobierno de forma directa. Por el contrario, su acompañamiento fue clave en todos los procesos de estabilización político y económico posteriores al 2001-2003 (Derechos Humanos, Devaluación, etc) y también en los más recientes acuerdos estratégicos como el fallo Chevron (2013) que permitió celebrar acuerdo con YPF-Chevron. Así no es tan extraño que la Corte lo declaré de interés público diez días justo antes del ballotage. Los expedientes son técnicamente diferentes pero los climas políticos también. La Corte no es independiente del tiempo de transiciones políticas ni de la coyuntura electoral y juega fuerte como un jugador político más en ese contexto.

Los errores del oficialismo en ciertos intentos de subordinación institucional le han permitido capitalizar a la Corte pequeños actos de distanciamiento vocacional. Lejos estuvo la Corte de ser independiente. Así, la Corte ganó un aura de opositora que el propio oficialismo capitalizará en decisiones claves como el fallo “Clarín” (2013).

En el plano de sus decisiones confrontativas, la Corte estuvo muy tranquila hasta los días posteriores a la última elección. Quizás debido a que sus miembros estuvieron ocupados dando cursos de actualización del Código Civil que dictaron junto al oficialismo y cuyo análisis de constitucionalidad evaluarán desde la propia Corte. Una de las más extrañas innovaciones institucionales fue usar las instalaciones del máximo tribunal para dar cursos de capacitación sobre el Código Civil en este múltiple rol docente, académico, legislativo, doctrinario, político, mediático y judicial que cumple la Corte en su composición actual.

La Corte necesita más audiencias públicas en temas de interés público y menos clases de derecho civil.

En conclusión, la Corte tuvo varias buenas noticias. La primera noticia fue el previsible ballotage. La segunda fue la derrota moral de sus adversarios públicos. Esa derrota se hizo evidente con el envío de dos nuevos pliegos para la Corte Suprema. Una medida tan desesperada como inútil en el marco de una segunda vuelta presidencial. Es claro que cualquiera sea el resultado, el futuro presidente podrá establecer una nueva estrategia y nuevos candidatos para esos espacios (salvo que dicho envío exprese una propuesta para un futuro acuerdo político).

La democracia Argentina entra, de esta forma, en un escenario de ballotage donde sus  opciones son variantes de candidatos peronistas con composiciones e internas partidarias complejas. Hasta la Corte Suprema termina con un Presidente peronista con clara fortaleza política ante adversarios institucionales. Sacando al gran Genaro Carrió (1983-1984) y a José Severo Caballero (1984-1989), la Corte Suprema siempre tuvo a sus presidentes a peronistas con diferentes tendencias pero nunca con una capacidad de construcción política más allá del propio Palacio de Tribunales.

En ese escenario, es poco probable que la Constitución y la propia calidad institucional, los frenos y contrapesos institucionales, ya débiles, de nuestra democracia delegativa, se fortalezcan. El ballotage entre la democracia deliberativa que quería Carlos Nino y la democracia delegativa que pensó Guillermo O’Donnell lo ganó el significante vacío de la democracia populista de Ernesto Laclau. La democracia populista del futuro será peronista, en su faz más liberal-empresaria o en su faz más conservadora-tradicional, y así se configuró ya en las opciones previas al ballotage.

El resultado electoral y el final de la campaña presidencial le dan a la Corte unas semanas más de protagonismo para actuar cómoda pero estratégicamente de cara a la definición de un ballotage que la dejó frente a una victoria.-

martes, 10 de noviembre de 2015

Jornada / Libros sobre Derecho y Pobreza


Varios valiosos colegas y amigos presentan dos  flamantes libros sobre Derecho y Pobreza que el Centro de Investigaciones Jurídicas y Sociales de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UNC publicó. Lo hacen con una jornada que promete mucho. Transcribimos el programa y dejamos el link de uno de los libros para descargar. Salud!

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Jornadas sobre Derecho y Pobreza

Organizadas por el Centro de Investigaciones Jurídicas y Sociales; el Curso sobre Método de Casos en  Derecho Constitucional y la Cátedra B de Derecho Constitucional, Facultad de Derecho y Cs. Sociales, UNC

Jueves 12 y Viernes 13 de Noviembre de 2015

Lugar: Sala 3, Facultad de Derecho y Cs. Sociales, UNC.

15,30 hs. Apertura de las sesiones. Lorenzo Barone, Vice-Decano de la Facultad de Derecho y Cs. Sociales, 

UNC; Esteban Llamosas, Director del CIJS, UNC y Andrés Rossetti, profesor titular de la Cátedra “B” de 

Coordinación: Juan Martin Carballo.

16,00 hs. Derecho y Pobreza: aspectos conceptuales. 

Intervenciones: María Alejandra Ciuffolini y Claudio Guiñazú. 

17,00 hs. Derecho y pobreza: cuestiones de derecho penal y procesal

Intervenciones: Maria Eugenia Adad, María de los Angeles Nallin y Romina Scocozza.

Coordinación: Celeste Oviedo Sanchez.

18,15 hs. Derecho y pobreza: género, discapacidad y derecho privado (2ª parte)

Intervenciones: Miguel Robledo, Federico Robledo, Natalia Arreguine y Natalia Milisenda.

Coordinación: María Laura Foradori.

19,30 hs. Presentación y liberación digital del libro Encuentros y (des)encuentros entre las políticas públicas y los derechos sociales, publicado por GIDES (Grupo de Investigación en Derechos Sociales) acá el libro.

Presentan 
Leticia Echavarri y Paulina Chiacchera.

17,00 hs. Derecho y pobreza: vivienda, alimentación y la reparación de daños. 

Intervenciones: Martín Juárez Ferrer, Julieta Cena, Carolina Rossi y  Cecilia A. Ferniot.

18,00 hs. Derecho y pobreza: derecho internacional, infancia y pueblos indígenas: 

Intervenciones: Horacio Etchichury, Magdalena I. Alvarez y Andrés Rossetti.

Coordinación: Juan Pablo Rodas Peluc.

19,30 hs. Presentación del libro "Derecho y Pobreza. Un análisis desde el método de casos" coordinado por  Andrés Rossetti y Magdalena I. Alvarez (CIJS, UNC - Advocatus, Córdoba 2015) por Patricia Scarponetti y 

Laura Cantore. Coordinación de la mesa: Andrés Rossetti y Magdalena I. Alvarez. Breves comentarios: 

Horacio J. Etchichury y Claudio E. Guiñazú.