viernes, 30 de octubre de 2015

"La gente no sabe votar" y otras frases antidemocráticas - Perfil


Algunas breves líneas pensando en los resultados de las elecciones y señalando alguno de los defectos hoy evidentes de nuestra cultura política. En contraste, cabe reconocer, hay un dato realmente positivo: No hubo denuncias de fraude sistemático y se sepultaron, por buenas o malas razones ya veremos, las denuncias mediáticas de clientelismo electoral como argumento (sic) para justificar la anulación de elecciones sin pruebas ni fundamentos.

Lo que también se confirma una vez más: En Argentina nunca pero nunca nos vamos a aburrir. Más allá del ajuste que viene sorpresas siempre tendremos. Se publicó en Perfil acá y las transcribimos a continuación. Salud!


sal en las heridas de la república argentina - Purmamarca 2015

“La gente no sabe votar” y otras frases antidemocráticas

La democracia va mucho más allá del voto, sin embargo, cada elección es un proceso de educación social y aprendizaje colectivo.

Lucas Arrimada (*)

1. No subestimar a la sociedad. La política democrática requiere entender a la sociedad, pensarla como un interrogante abierto, no subestimarla con desprecio. Acercarse a la sociedad, al mensaje del domingo, desde la indignación y superioridad moral es realmente alejarse de ella.

Hasta hace semanas, algunos de los que triunfaron el pasado domingo desconfiaban de la libertad de los votantes, denunciaban el clientelismo político que practican abiertamente, alegaban potenciales irregularidades, solicitaban voto calificado estigmatizando la pobreza y celebraban que jueces anularan elecciones sin pruebas ni fundamentos de fraude sistemático. Sin embargo, con el triunfo todo esto desapareció.

Hace unos días, algunos de los que perdieron empezaron a repetir frases similares. Desconfiando de la racionalidad del electorado, despreciando a personas por sus decisiones electorales, sin asumir errores propios, desconociendo virtudes ajenas, ante un resultado que les quitó las certezas pero no la soberbia.

Ambos sectores, de una u otra forma, subestimaron a la sociedad y desconfiaron de la capacidad intelectual del pueblo cuya confianza debían y deben ganar. Ni las clases bajas votan pensando en los planes sociales ni las clases medias votan lo que dictan ciertos medios. El determinismo electoral no existe.

Los resultados harán olvidar todo lo dicho sobre el clientelismo electoral, las irregularidades en la elección y los jueces anulando elecciones. No porque hayan desaparecido esas prácticas sino porque el objetivo era desacreditar un triunfo ajeno, sedar una derrota propia y seguir con el juego de fricciones autodestructivas que paga la sociedad, no la clase política.

Sea cual fuere el resultado del ballotage habrá un gobierno divido, territorial e institucionalmente. Las dos principales fuerzas políticas podrán optar entre el choque constante o la construcción de puentes de gobernabilidad en un contexto de una nueva economía.

2. Repensar el sistema democrático y el voto. La incomunicación entre representantes y representados es una característica propia del sistema político. Todos los jugadores, algunos más, otros menos, abusan de los vicios electorales, en lugar de generar consensos para mejorar las reglas de juego democrático.

En la democracia delegativa que vivimos los políticos ganan elecciones, la sociedad tiene complejas expectativas de cambio, el voto no puede comunicar esas expectativas y esos cambios dependen de políticos que son totalmente autónomos a la voluntad  de sus votantes. No hay capacidad de controlar lo votado después de cada elección. Salvo cuando ya es muy tarde: En la próxima elección, al final del gobierno. El voto castigo es una autopsia, no un cambio real. Se vota pensando en el pasado, no proyectando un futuro.

Para que esas ilusiones electorales no se transformen rápidamente en decepciones del mañana hay que profundizar la democracia mucho más allá del voto e imaginar nuevos puentes institucionales entre sociedad y gobierno, pueblo y sistema político, expectativas y posibilidades.

(*) Lucas Arrimada (Twitter @lucasarrimada) es Profesor de "Derecho Constitucional" y "Estudios Críticos del Derecho" (UBA/UP).

1 comentario:

  1. Ante todo Bravo por escribir correctamente "Ballotage" salvado este punto prosigo.

    Acertado título "Sal en las heridas de la República Argentina" para la fotografía del "Pueblo de la Tierra Virgen o Pueblo del León" (imperdibles los cerros de los siete colores, el río y el paseo por los colorados).

    El fin de las ideologías? Se viene una Argentina del perdón y del olvido y una buena gestión del presente?

    El diálogo, la democracia, el escuchar, el aprecio por lo diferente, la solidaridad y la transparencia desde allí podemos construir.

    La democracia entendida como Aristóteles o como Francisco de la Mirándola entre otros: Ideal de democcracia griega.

    Rescatar la posibilidad (seguimos sosteniendo) de ejercer el derecho al voto aunque no se agote allí el término. Entonces celebremos!!!

    Agonía del país sumido a la confrontación, las mafias, los caprichos y la inoperancia.

    En primer lugar llamas a la reflexión de no subestimar las decisiones cada uno ha tomado con el ejercicio de su derecho.
    En segundo lugar, analicemos entre todos ... te parece que hay ánimos de mejorar las reglas del juego?
    Trabajar para crear estos nuevos puentes institucionales pareciera ser una buena propuesta entre:
    Soc y Gob.
    Pueblo y Sist.Pol.
    Expectativas y Posibilidades.
    A mi parecer nos falta mucho camino por recorrer, cambiar la crítica por la acción es un paso.



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