las rutas del federalismo y el peaje unitario - Chubut 2013 |
Estamos volviendo a la actividad con miles de deudas pendientes por acá y allá. Vamos paso a paso. Por ahora, subimos esta nota que publicamos la semana pasada sobre la relación entre federalismo y políticas de seguridad. Salió en Infobae en el espacio de nuestra columna semanal, acá. La adjuntamos y bienvenidos los comentarios siempre.
Poco a poco, vamos a ir cumpliendo algunos pedidos en el blog y otros pedidos institucionales, correos adeudados, formularios pendientes y la vida se abrirá paso entre esas deudas académico-laborales. Se agradece la paciencia.
Seguimos. Salud!
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Más
federalismo, menos inseguridad: El desafío sigue siendo poblar y descentralizar el poder
Una de las
áreas estratégicas pendientes de desarrollo a nivel político y institucional en
nuestro país es el siempre débil sistema federal. Argentina nunca se consolidó
como una república federal y ese mandato constitucional sigue, a toda vista,
esperando que alguna de las futuras generaciones tome en serio la
descentralización del poder y el crecimiento equilibrado del par
Nación-Provincias.
En nuestro
país, especialmente en los grandes centros urbanos se desconocen los beneficios
sociales cotidianos del federalismo como forma de vida. En contraste, las
prácticas centralistas, unitarias, que tienen su correlato con nuestra historia
de dictaduras, cultura autoritaria y falta de política democrática, son las
responsables de varios de los descalabros que hacen inviable nuestra
distribución poblacional y que así hacen imposible atemperar y controlar,
encauzar y reducir el conflicto social en las grandes ciudades.
En nuestro
contexto y en condiciones de crecimiento demográfico y económico moderado pero
sostenido la ecuación podría ser simple: A más federalismo, menos inseguridad.
Si pensamos el
federalismo como una práctica política y legal, como una práctica cotidiana, el
federalismo viene a descentralizar todo tipo de poder: institucional, social,
político, fáctico, económico, etc. Así, la existencia de asimetrías
demográficas, esto es, de ciudades sobredesarrolladas con cordones de pobreza
extrema, desigualdad explosiva y violencia institucional son producto de una
realidad unitaria bajo una constitución formalmente federal.
El federalismo es un relato retórico más que una práctica institucional, un proyecto inconcluso más que una base institucional de una democracia territorial.
Muchos siguen
enceguecidos por la inercia de prácticas centralistas que nos mantienen, como
sociedad demográficamente organizada, en el siglo 19. Por un lado, eso produce
provincias débiles con poca población más allá de las capitales, predominio del
empleo estatal y desiertos llenos de
potencialidad, zig zags entre vacíos de inversión económica y la explotación indiscriminada -que encubren
saqueo de recursos- en condiciones privilegiadas, junto a una ausencia de masa
poblacional. Por otro lado, tenemos centros urbanos con problemas en las
políticas públicas fundamentales, urbanizaciones precarias, ghettos sociales,
exclusiones manifiestas, segregación educativa o de clase, contaminación
ambiental –típicamente en la cuenca del Riachuelo-, pobreza estructural en
contextos de inflación amenazante y una demanda constante por más y mejores
políticas de seguridad.
Sin duda, en
el marco de políticas de diseño federal esta tendencia en lugar de aumentar, se
debería morigerar gradualmente gracias a políticas de descentralización
poblacional e incentivos hacia la descentralización administrativa, social y
otras políticas complementarias como la migración interna, incluso dentro de
las provincias hacia centros urbanos alternativos. Incentivos que debería
acompañar una aumento de la conciencia social y cultural de lo diverso y
extenso de nuestro país, de sus atractiva amplitud territorial y de la calidad
de vida usualmente desconocida en las “grandes ciudades”.
Inseguridad,
federalismo y largo plazo: Una política cultural e institucional puede
reconducir esos procesos con más razonabilidad que la improvisación y el
cortoplazismo miope.
Después de 161
años de Constitución nacional el desafío sigue siendo cumplir su programa,
“implementar su carta de navegación”, construir el federalismo, poblar nuestro
territorio de una forma más equilibrada y armónica, menos disfuncional y más
balanceada. La desconcentración demográfica, podría hacer posible en el mediano
y largo plazo, mejores condiciones de vida que reducen la conflictividad y la
inseguridad. Hasta podría generar la modificación de ciertas distorsiones en la
representación política en el Poder Legislativo.
Economía, cultura de la responsabilidad, educación ciudadana, políticas públicas basada en derechos fundamentales y un control democrático de las fuerzas de seguridad seguramente son algunos de un temario a expandir. Sin dudas, por sí mismo, las políticas de descentralización institucional y demográfica resultan innovadoras e importantes pero aisladamente se quedarían sólo en un buen comienzo. Rara vez, la atrofia unitaria y asimetrías poblacionales de nuestro federalismo se identifican como parte de las facetas claves de la inseguridad.
Nuevamente, la
Constitución -al menos en este aspecto-, no dificulta sino ayuda con una
política pública en un doble nivel constitucional: 1. Reducir la inseguridad,
asegurando mayor bienestar social de todos, sin respuestas violentas ni
inconstitucionales, acordes a las mejores políticas de derechos humanos y 2.
Cumplir una de las deudas con la Constitución: descentralizar el poder,
consolidar el federalismo como forma de vida para beneficio todos.-
escribite algo sobre el código civil, como saldo de lo que habíamos discutido la otra vez.
ResponderBorrarabrazo
martin
Uh, debe ser que tengo algo de senilidad prematura. Cuándo? Dónde?
BorrarHoy publiqué un post sobre el Código Civil y Comercial que salió el lunes por ahí.
Dime y seguimos. Salud!