la independencia judicial en tiempos de teléfonos celulares - NY 2012 |
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¿Qué es la judicialización de la política?
Uno de los fenómenos más notables
en estos 30 años de democracia fue la creciente judicialización de la política.
Esto es, las decisiones centrales de un
sistema democrático son tomadas por el poder judicial. Los tribunales y sus
sentencias, audiencias públicas, indagatorias y posibles procesamientos se
vuelven, de una forma u otra, parte vital del espacio político y, en ciertas
especiales ocasiones, su epicentro.
Dos decisiones claves del 2013,
como fueron la problemática reforma judicial (que criticamos acá y acá) y la mismísima constitucionalidad de
la llamada “Ley de Medios”, tuvieron como respuesta final una decisión de la
Corte Suprema. Con toda la relevancia que se le concedió, las instancias
judiciales previas y la propia Corte Suprema fueron actores decisivos, en un
juego político lleno de tensiones y al mismo tiempo fundamental para nuestro Estado
de Derecho.
Hay dos caras recurrentes a la
judicialización de la política. Por un lado, la reacción crítica desde “la
política” al poder de los jueces. Es cierto, el poder judicial no está ni
institucional ni democráticamente legitimado para dar muchas de las respuestas definitivas
a las que es enfrentado, incluso más allá de su buena voluntad. Sin embargo,
por otro lado, tenemos un aspecto que suele olvidarse: La judicialización es una
reacción al silencio de la política partidaria. Tantas veces, la
judicialización es la contracara de la inacción y la pasividad política.
El protagonismo de los jueces no es producto únicamente de la
propia iniciativa judicial, impulsada por actores sociales, operadores
jurídicos o abogados resonantes, sino resultado de la inacción de los demás
poderes ejecutivos y legislativos. Temas como la limpieza del Riachuelo, el aborto no punible, la
transparencia y el derecho a la información terminan en tribunales por la
ausencia de respuestas políticas concretas.
La negación, inacción o violación
de los poderes políticos, legislativos y ejecutivos, abren la puerta al protagonismo
judicial. Producto del temor a asumir un costo mediático, la inercia legislativa
o la simple indiferencia institucional, los
poderes políticos producen delegaciones de la decisión, desde la arena política
al expediente judicial.
Judicializar la política es una
decisión política. A veces directa o indirecta, de un sector o de todos los
actores políticos, pero siempre es una decisión que parte de la propia
política.
En ese contexto de jueces en el centro de la atención pública y de la
exposición mediática, uno de los aspectos inevitables de la “judicialización de
la política” es su efecto boomerang: La “politización del poder judicial”.
Por último, la judicialización de
la política tiene como aspecto positivo que el conflicto político con alta
tensión recibe en el canal judicial un proceso más racional y metódico,
producto del lenguaje del derecho. Discutir todo conflicto en términos legales debería
enfriar la pasión de la política y permite así una racionalización de los
conflictos, especialmente en temas polarizados.
Así mismo, también hay aspectos
negativos en la judicialización. El lenguaje del derecho suele requerir traductores.
Por ende, cuando un problema político entra en una Corte de Derecho se suele
generar una barrera de lenguaje con la sociedad, al mismo tiempo que se pierde
en legitimidad, publicidad y responsabilidad de las decisiones que se toman.
Más allá de los puntos fuertes y
débiles de la judicialización de la política es innegable que, en todas sus
formas, es un fenómeno de nuestra cultura política e institucional que llegó
para profundizarse.-
Sin dudas es muy malo judicializar a la política como politizar a la justicia. El hecho de que los políticos recurran a la justicia por cualquier asunto, sin un tratamiento en los ámbitos de los poderes ejecutivos o legislativos, que son por lógica. independientes del Judicial, habla a las claras de la falta de condiciones de los actores políticos para cumplir la tarea para la cual fueron elegidos.-
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