reflejos de un ayer abismado por las palmeras salvajes - Medellín 2012 |
Publicamos esta nota en Infobae acá sobre la decisión de la Corte de los Estados Unidos de rechazar el caso impulsado por el gobierno argentino sobre los fondos buitres. La compartimos a continuación. Salud!
La Corte
Suprema de EEUU en números: Lo previsible y lo político.
La decisión de
la Corte Suprema de Estados Unidos (SCOTUS) sobre los bonistas de títulos
argentinos, los famosos holdouts,
puso en escena un nueva y atípica cara de la judicialización de la política.
Como sabemos, la Corte Suprema de EEUU decidió finalmente rechazar el caso
llevado por el gobierno argentino ante sus estrados. No es muy extraño: la
Corte Suprema tiene un lista muy limitada y selectiva de decisiones proyectadas
con la cual, como actor institucional clave en el sistema político, decide en
qué temas intervendrá en la agenda pública estadounidense.
La Corte Suprema de EEUU recibe, cada año, un promedio
de 10000 peticiones para revisar casos y resuelve, aproximadamente, entre 75 y
80 casos por año.
La probabilidad de que este tipo de casos hubiese obtenido una
respuesta, previa audiencia y argumentos públicos de las partes, era
extraordinariamente baja. La Corte
Suprema rechaza más del 99 % por ciento de los casos que se presentan para su
análisis.
Pensar la
Corte Suprema de Estados Unidos, teniendo en mente la realidad del poder
judicial local y de la Corte Suprema Argentina es un error tan fatal como
recurrente. La Corte argentina ha llegado a dictar sentencias en más de 19.000
casos, contando expedientes comunes y previsionales (jubilaciones), en un solo
año (2004). Estamos ante una Corte, la de Estados Unidos, que opera ante una
lógica muy distinta.
La Corte
estadounidense y la Corte argentina son dos modelos de Corte y de actor
institucional, muy diferentes en calidad y cantidad tanto de casos como de
decisiones.
Ante esta
situación, el rechazo de la Corte
Suprema estadounidense no puede catalogarse de inesperado ni de sorprendente
para ningún sector político informado de la práctica institucional de aquel
máximo tribunal. Si a esa práctica
operativa, se le suma el perfil político y los precedentes de la Jurisprudencia
de la Corte Suprema, las probabilidades eran todavía más reducidas.
En general, en
la máxima instancia judicial, toda decisión de rechazar analizar un caso
apelado, confirma la decisión del tribunal inferior. Esa decisión, encubierta a
veces en argumentos técnicos o en una mera respuesta negativa -y arbitraria-,
es una respuesta que debe leerse políticamente. Especialmente, por razones
cuantitativas, en nuestro ámbito. Los jueces suelen utilizar, tanto allá como
acá, esa vía para confirmar las decisiones sin asumir costos innecesarios y
delegando simbólicamente la responsabilidad política en un instancia inferior.
Todo silencio u omisión judicial debe entenderse
como una respuesta política. Especialmente en
casos sensibles y de alto voltaje político o económico.
Ahora, no obstante
ello, en este caso puntual la respuesta
judicial era estadística y políticamente previsible. La apelación a la Corte de
EEUU era una forma de ganar tiempo, no una forma de esperanza procesal. Los
milagros y la justicia divina suelen estar lejos de los tribunales. Queda
esperar que después del traspié judicial, la capacidad de negociación, una
capacidad siempre más política que legal, se haga presente en esta nueva etapa
abierta por la decisión suprema.
Y que pensas Lucas de la cuestion de fondo del reclamo de los hold outs? Horacio
ResponderBorrarDemasiado complejidad y niveles de análisis. Desde la constitucionalidad del manejo de la deuda externa hasta la cuestión política de aceptar la jurisdicción exterior forzada y el impacto a nivel de las finanzas internacionales. No sé por dónde empezar pero además dudo que alguien le importe escuchar un relato de los errores, ahora cuando debemos estar concentrado en solucionar el problema, no analizando sus causas y responsables (cosa que es útil pero que nadie quiere escuchar al mismo tiempo que se suele repetir conscientemente, no involuntariamente). En fin. Salut!
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