A una semana, respondimos estas preguntas sobre la audiencia de la ley de medios en la Corte. Salieron publicada ayer en Infonews, por acá. Chasgracias PMS! Transcribimos más abajo! Salud!
- De tu crítica del sistema elegido por el máximo tribunal, inferís que su intención es la de usar a la audiencias como un diálogo bien polarizado para un fallo salomónico. ¿Por qué la Corte, como actor político, elige tomar esa posición?
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en la cancha donde se aplauden árbitros, el juego está ausente - Manizales 2013 |
LA: Primero, pienso que tenemos que estudiar, ver, analizar a la Corte como un actor político. Así como
la Corte negoció el presupuesto de la Corte que le corresponde al Consejo (Art. 114), así como decidió el caso Chevrón muy en sintonía a los intereses que lo impulsan, etc. la Corte evalúa el escenario político, las elecciones y sabe que los cambios electorales la afectan, de la misma forma que la afecta su exposición mediática.
La decisión de la Corte no puede ser, en este caso más que nunca, "imparcial", "independiente", será intensamente estratégica dado los factores y actores del poder en juego, incluso cuando esté vestida en un ropaje de la mejor doctrina. Por eso hacemos énfasis siempre, en separar la idea de "Justicia" como valor del Poder Judicial y de la propia Corte como instituciones políticas. Los Jueces son políticos, en este año, deberíamos haber hecho caer esos velos de ilusión.
La sentencia final será producto de una decisión política de la Corte leyendo la correlación de fuerzas propias y de ambas partes, en los marcos indeterminados que la propia Constitución Nacional y la complejidad del expediente le permita construir.
- ¿Cuál fue tu lectura institucional sobre las audiencias de la semana pasada?
LA: En primer lugar, celebré la audiencia como proceso público de argumentación, deliberación y publicidad para estos casos de relevancia institucional innegable y de alta complejidad técnica, así como apoyamos los cambios que se realizaron en estos 10 años en la propia Corte.
En el pasado han existido en la Corte Suprema muchos casos que hubiesen requerido, especialmente ante procesos secretos, sin debate y respuestas deficientes y parciales, el mismo procedimiento de publicidad e intercambio de razones público, incluso con los defectos y particularidades que existieron. Si se hubiese aplicado este procedimiento en esas decisiones, estoy pensando en "Chevrón", en casos como "Acevedo", entre otros, quizás su resultado hubiese sido menos imperfecto.
Con este caso, la Corte, más allá de sus zig zags y posibles críticas, está dando un primer paso importante. Esperemos que se establezca como práctica más allá de la coyuntura.
- ¿Cómo evaluaste la decisión de la Corte de llamar a audiencias para el caso?
LA: Sin duda la Corte fue muy inteligente en convocarla y en cómo manejó la audiencia, las preguntas que hizo, la seriedad y la atención que daba Lorenzetti a todos, amicus, abogados, lo puso en el centro de la escena. Tanto la Corte como Lorenzetti, su presidente pero además líder indiscutible, resultaron los ganadores de las audiencias.
Hasta hace relativamente poco, un mes atrás, se esperaba una sentencia sin el proceso de audiencias. La Corte lo convocó hace tres o cuatro semanas. Un caso de relevancia como este, debería haber tenido una audiencia programada, estipulada, desde su inicio.
La Corte adoptó la audiencia más por conveniencia estratégica, que por convicción en la práctica. Esa es mi interpretación. De caso contrario, no se entiende la justificación de lo sorpresivo de la audiencia, existiendo dictamen de procuración. Posiblemente, alguien la asesoró desde afuera para que así lo haga. De caso contrario, no la hubiese realizado con tanto apuro y con la ausencia programada de Zaffaroni. Incluso quizás fue un esfuerzo para impulsar una decisión sobre el caso antes de las elecciones.
- ¿Por qué mencionás particularidades y defectos en la audiencia?
LA: Que quede claro. La audiencia fue un éxito político y mediático pero con algunas particularidades técnicas criticables que es probable que se invisibilicen y las partes hayan tolerado dado que están a merced de la propia Corte.
Me parece, en primer lugar, que la Corte tuvo, al menos dos problemas, el primero fue claramente replicar el clima de polarización en los "amicus curiae", los amigos del tribunal y excluir ciertas voces, algunos amicus, de forma innecesaria y sin fudamentos claros. Resultó claro del primer día de las audiencias que podrían haber incorporado a todos los amicus o dado una razón concluyente para su rechazo, de forma o de fondo, en su defecto.
En segundo lugar, fue sorpresivo y desordenado el procedimiento de la audiencia, hubo tres acordadas que reglaron de manera extraña, contradictoria y cambiante el procedimiento de las audiencias, las extensiones y el sistema de exposición.
- ¿Por qué decís que la organización fue, al menos, desordenada?
LA: El reglamento especial para la audiencia me resultó irregular. Un reglamento para el caso es contraintuitivo con la idea igualdad constitucional. El caso es sin duda importante, pero la Corte debe tratar este caso como cualquier otro. Un reglamento de audiencias general debería alcanzar. Ya estaba reglamentado. Los ajustes se hacen en la práctica y deben respetar el reglamento marco y la igualdad. ¿Habrá "amicus de partes" en la próxima audiencia? Lo dudo. De la misma forma, la decisión de dividir la exposición de los "amicus de parte" y "amicus independientes" también parecía reproducir las posturas de las partes, reforzando a las partes, sin enriquecer el debate ni a la Corte. Los amicus son del tribunal, no de las partes, pero incluso cuando no sean "imparciales" pueden haber grises. No fue lo que quiso la Corte.
Por eso veo una concepción problemática del debate público en cómo se organizó el debate.
Podría haber existido un amicus que critique ciertos aspectos de la ley y la situación de "posición dominante" de Clarín. Esos amicus quizás hubiesen sido más técnicos, matizados. Esos matices me parece que se ocultaron, se quisieron evitar, extremando las defensas y reproduciendo la polarización como un ring de boxeo, no como un debate público donde se quiere todas las voces que enriquezcan. El debate público va más allá de las posturas de las partes. Los amicus podrían haber tenido una participación más allá de las partes si hubiesen sido "amicus del tribunal" pero fueron claramente "amicus de las partes" por ende, funcionales para las partes, no al debate público, aunque quizás sí para la decisión que quiere tomar la Corte. Fueron ideales para una respuesta salomónica.
Además, si la audiencia hubiese sido convocada con más tiempo, desde el comienzo, podría haber existido amicus de muchos otros sectores académicos, políticos, del mundo de los medios, de expertos internacionales (que no sean de las partes). El apuro y la proximidad en el tiempo quizás limitó las voces y redujo el debate público.-