viernes, 7 de septiembre de 2012

Andrés Rosler: Constitución ¿Un obstáculo a la democracia?


No sé cómo no vi esta nota que publicó Andrés Rosler en Clarín el martes pasado, acá.  Debe ser el día extenso de clases que tengo. La transcribimos y después la comentamos.

La Constitución ¿un obstáculo a la democracia?

soldados de la causa democrática ¿soldados? - Baires 2012

Como era de prever, las posiciones a favor y en contra de una nueva reforma constitucional pueden ser en líneas generales fácilmente sincronizadas con las posiciones de quienes están a favor y en contra del kirchnerismo respectivamente. Sin embargo, hay dudas sobre la necesidad de la reforma que son independientes de consideraciones políticas y surgen de la idea misma de constitución.

En primer lugar, la falta de candidatos disponibles es un problema del partido político en cuestión, no de la constitución. En segundo lugar, aunque contemos con una constitución mejor que la que existe, de ahí no se sigue necesariamente que haya que cambiarla . En tercer lugar, si bien es cierto que el pueblo es el que decide si debe haber reforma o no, se trata de una consideración irrelevante, ya que o bien se trata de una tautología -el pueblo en cierto sentido decide siempre- o bien de un arma de doble filo, ya que fue el pueblo también el que decidió atarse las manos prohibiendo las re-re-elecciones.

Una alternativa no explorada por el kirchnerismo, al menos en público, sería alegar, tal como lo hacen destacados constitucionalistas, que el constitucionalismo en sí mismo es -o se ha convertido en- un obstáculo para la democracia. Precisamente, Thomas Paine, Thomas Jefferson y la nunca implementada constitución jacobina de 1793 creían que el pasado no puede gobernar al presente, que una generación no puede gobernar generaciones futuras.

A primera vista éste podría ser el camino elegido por el kirchnerismo, sobre todo si tenemos en cuenta la oposición entre institucionalismo y populismo que es constitutiva de su discurso político. Sin embargo, el kirchnerismo muy probablemente desea que una eventual reforma constitucional en el presente impere asimismo en el futuro a pesar de que para dicho futuro la nueva constitución será el pasado. En efecto, por definición, las constituciones—que en el fondo son instituciones—tienden a ser trans-generacionales. Cada vez que una generación se da una constitución, lo hace para sí misma y por lo menos para otra generación (por eso es que la última reforma todavía está muy fresca). Por lo demás, si bien el kirchnerismo suele salir en defensa del populismo en contra del institucionalismo, lo que seguramente quiere es una institución distinta, no el fin de las instituciones. En otras palabras, el kirchnerismo en el fondo es mucho más constitucional o institucional de lo que parece. 

Queda la hipótesis de una reforma que establezca un régimen político genuinamente deliberativo mediante un diseño parlamentarista.

Cabe sin embargo preguntarse por la ironía de que un régimen hiper-presidencialista sea el responsable de que la democracia deliberativa tenga finalmente lugar en nuestro país. 

Andrés Rolser (UBA-CONICET).

Comentarios y preguntas a Don Rosler:

1. Parece difícil afirmar que la CN de 1994 haya sido resultado de una debate generacional o de una voluntad política de "una generación" ¿La reforma de 1994 fue el dictado de una "generación" sobre la siguiente? ¿La generación representada por dos presidentes de los partidos políticos, celebrando en secreto y a espalda del pueblo el muy debatido y democrático Pacto de Olivos?  Mmmmmmmm.

2. Ahora, que la CN de 94 esté fresca no implica que no haya problemas incorporados en esa Constitución (refuerzo del hiperpresidencialismo) que merecen una reforma (más allá de la re-reelección) y por ende si "la generación" (dos personas) anterior está dificultando el caminar a la siguiente, por lo que se abre la posibilidad (o necesidad) de "liberarse de las cadenas" del pasado que entorpecen a la generación presente. No sé si es el caso actual. Es un mero contrafáctico.

3. No coincidimos! Nunca, ni teórica ni prácticamente, el pueblo decide las cadenas que le ponen, los límites son hacia la sociedad pero no hacia las minorías que ponen esos límites. Por eso es importante el cuarto punto, o sea, el proceso acotado y elitista de reforma constitucional donde el principal actor excluido es la sociedad. Se la excluye del proceso político de reforma o sanción de La Ley que la tiene como sujeto (pasivo y delegativo) de soberanía popular. Muchas menciones al Pueblo, poca participación del Pueblo.

4. Personalmente me preocupa el proceso de reforma. Ya lo dijimos: La democracia debería ser precondición de una reforma constitucional. Una reforma constitucional a través del proceso regular de reforma es una reforma antidemocrática y elitista, por lo que no solamente resulta difícil pensar que llegaremos a una democracia profunda a través del presidencialismo sino a través de los procesos de reformas que hasta ahora conocemos, como el proceso de la Reforma de 1994.

Salud!!

7 comentarios:

  1. Muy buenos comentarios (aprovecho para decir que, de hecho, este blog tiene más repercusión que Clarín). Comento los cuatro excelentes comentarios. (1) Comparto que el acuerdo de un par de partidos no es el pueblo. El problema es que en la cancha, por los puntos, es difícil distinguir una asamblea constituyente popular de un acuerdo entre partidos. Siempre hay un transfondo político en cada reforma de las constituciones. (2) Siempre es tiempo de una reforma, siempre se puede mejorar, pero no podemos estar mejorando las reformas, es un cuento de nunca acabar, sobre todo porque en cierto sentido todavía se está secando la tinta de la última constitución. (3) El pueblo podría decidir ponerse cadenas, si el pueblo es soberano. Un soberano que no puede ponerse cadenas no es genuinamente soberano. Pero también puede decidir no ponérselas. El soberano decide. (4) Quizás sea hora de terminar con el constitucionalismo, muy probablemente. De hecho, la nota asume la idea tradicional, aunque no originaria, de constitución. Originariamente todo el mundo democráticamente bien pensante desconfiaba de la constitución porque la constitución podría terminar sometiendo al pueblo. Pero el kirchnerismo todavía quiere más constitucionalismo y no tanta democracia. Quiere una constitución populista, o una institución populista, no quiere el fin del constitucionalismo, por así decir. Aunque lo que más le importa ahora es la re-re-elección, claramente. Mientras contaba con el matrimonio presidencial rotativo, no había problemas. Y si el kirchnerismo pudiera optar entre re-re-elección y nada más, o una reforma de principios sin re-re-elección, no me sorprendería que eligiera la primera opción.

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    1. Gracias por pasarte Andrés. Respondo 1, 3 y 4.

      1. Bien. Entonces, los partidos para que se pueda llamar pueblo al pueblo, sociedad a la sociedad, debería existir una instancia donde la ficción se vuelva una capacidad de incidir y -"al menos"- de reducir los costos, los daños, de una política elitista. Pensando en situaciones de "second best" (segundo mejor).

      Dado que no podemos salir de la representación política y de los partidos, hagamos mejor eso. Aunque es normativamente problemático, peor es asimilar que los partidos son la sociedad. Por eso, una instancia de debate abierto mejoraría eso, aunque deja abierta la respuesta de cuán abierta estaría esa instancia definida por los partidos.

      3. Mmm. Claro, mi punto es que la sociedad no es soberana, por ende, quién es claramente soberano hizo/hace constituciones para limitar el juego de los actores no soberanos y reforzar su soberanía sobre los "no soberanos" pero retóricamente apelados como soberanos, entiéndase, la sociedad o el pueblo.

      4. Es verdad eso. Más constitucionalismo, parace asomarse. Pero el populismo tiene una retórica democratizante, por lo que no descarto que se pueda apelar a la democracia o a lo que tu título parece sugerir, en términos de Paine, Jefferson, Lake and Palmer y los franchutes ;-D Pero ahora hablando en serio, me parece que es interesante el punto de contacto la institucionalidad populista y la reforma constitucional, porque me parece que la apelación a una épica democrática puede ser el conector peligroso para la función crítica de la democracia.

      En fin, gracias por pasarte y responder, otra vez! Salut!
      L.

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  2. Y la foto es extraordinaria, como todas las del blog.

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    1. Chasgracias, sabía que como buen hobbesiano (!?), la foto te iba a gustar. Salutes!
      L.

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  3. ¿Te parece que mi ideología espartana tendrá algo que ver?

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  4. Tu mezcla de ideología espartana y espiritualidad de la respiración a lo Sri Sri Ravi Shankar, por supuesto ;-D

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