fugaces como la luz - NY 2012 |
Las palabras y las bocas
las palabras,
juguetes rotos
fotos reveladas
flores marchitas
globos pinchados
gritos bajo el agua
fantasmas molestos
estrellas fugaces
fotógrafos ciegos
sal en la herida
piedras sensibles
dulces venenos
lenguas muertas
ángeles caídos
intentos de lo inexpresable
agentes del engaño
traidoras de lo indecible
cenizas del sentido
ellas
mueren
en promesa hechas
en labios inconscientes
en las cartas escritas
en botellas vacías
en la carencia presente
sólo viven
en los actos que las palpitan
como la sangre al cuerpo
como el disfrute al juego
como la carne al hueso
como la luz al sol
como el agua a la sed
y se vuelven dominantes
indóciles certezas e
insumisas verdades
indóciles certezas e
insumisas verdades
pero en el verbo
no nacen, no hacenmaltratan al alma
no sirven, no dicen
engañan con calma
cuando hablan
mienten y callan
encubren o confunden,
las bocas que las necesitan
deberían aprender
a susurrar con silencios
esos mudos cantos y
saber reconocer
que toda palabra dicha
está destinada a esconder
perecer y desaparecer
no a perdurar en el ser
sólo con la decisión
se puede salir del embrujo
su adicción mágica
su atracción trágica
su emoción hemorrágica
y abrazar desde el corazón
el único lenguaje de ardor y fuego
que día a día sin excepción
hoy y siempre
sólo habita en la acción
CV (1981).
Una poesía foucaultiana, una foto neoryorkina y un corto wittgensteniano. Salud!
"Los cuatro puntos cardinales son tres: el Sur y el Norte.
ResponderBorrarUn poema es una cosa que será.
Un poema es una cosa que nunca es, pero que debiera ser.
Un poema es una cosa que nunca ha sido, que nunca podrá ser. (...)
Ah, mi paracaídas, la única rosa perfumada de la atmósfera, la rosa de la muerte, despeñada entre los astros de la muerte.
¿Habéis oído? Ese es el ruido siniestro de los pechos cerrados.
Abre la puerta de tu alma y sal a respirar al lado de afuera. Puedes abrir con un suspiro la puerta que haya cerrado el huracán.
Hombre, he ahí tu paracaídas maravilloso como el vértigo.
Poeta, he ahí tu paracaídas, maravilloso como el imán del abismo.
Mago, he ahí tu paracaídas que una palabra tuya puede convertir en un parasubidas maravilloso como el relámpago que quisiera cegar al creador.
¿qué esperas?
Mas he ahí el secreto del Tenebroso que olvidó sonreír.
Y el paracaídas aguarda amarrado a la puerta como el caballo de la fuga interminable."
Vicente H.
Gracias por Vicente Huidobro! No conocía este poema, o este fragmento de su poema Altazor (!?). Gracias y salut!
ResponderBorrarL.