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Foto: Stencil 2008 - Del volksgeist al volkswagen |
Hay muchas cosas por hacer por acá. Lo primero es agradecer a la gente que visitó, tiró buena onda, nos deseó éxitos y pasó a saludar por el blog en este estado de subdesarrollo evidente. Prometemos avanzar, hay muchas cosas que subir, que ordenar e ideas varias. Por el momento, piano piano si va lontano.
Ahora, en un espacio que va a discutir y argumentar en torno a constitucionalismo y democracia, quizás sea algo obvio empezar por el Preámbulo. Sobre todo por nuestro Preámbulo.
"We the People" es quizás la formula más famosa y con mayor expansión en el constitucionalismo moderno, todo a partir de la Constitución de los Estados Unidos de 1787. Constituciones tan dispares como las de Francia (1958) o Japón (1946) replican a su manera, reformulando pero apelando a la formula indirectamente. Otras, la copian casi textualmente como las de Costa Rica, Albania, Liberia, Timor, Sudáfrica o Nueva Guinea.
Una de las curiosidades de los préambulos -en general- es que suelen estar poco actualizados o tienen referencias que pueden sorprender. Desde las últimas tres y más resonantes constituciones de latinoamérica, las de Venezuela (1999), Ecuador (2008) y Bolivia (2009) hasta las más clásicas y distantes constituciones de Australia (1901) o Alemania (1990) hacen referencia directa a Dios como fuente o protección. A eso, debemos agregar que las de Bolivia y Ecuador apelan a otras entidades similares. Y esas apelaciones, y otros anacronismos, se repiten -con excepciones obviamente- en los preámbulos de los estados federales, provincias o el mismísimo preámbulo de la ciudad de Buenos Aires.
Nuestros ¨
Nos, los representantes¨ ni siquiera hicieron
copy/paste sino reforzaron el carácter representativo y, por ende, aristocrático del republicanismo argentino de esos tiempos. Es muy difícil ver el republicanismo democrático, promotor de un autogobierno colectivo y una democracia económica -que discuten por acá
A. Rosler y
R. Gargarella- en el momento constituyente en nuestra historia. Vayamos al texto:
"Nos, los representantes del pueblo de la Nación Argentina, reunidos en
Congreso General Constituyente
por voluntad y elección de las provincias que la componen,
en cumplimiento de pactos preexistentes,
con el objeto de constituir la unión nacional,
afianzar la justicia, consolidar la paz interior,
proveer a la defensa común, promover el bienestar general,
y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros,
para nuestra posteridad y para todos los hombres
del mundo que quieran habitar en el suelo argentino; invocando a la
protección de Dios, fuente de toda razón y justicia: ordenamos,
decretamos y establecemos esta Constitución para la Nación Argentina".
Pensemos en un doble nivel. ¿Qué cosas tenemos que retirar? ¿Qué deberíamos incorporar al Preámbulo? Siempre parece que borrar, quitar, es más fácil que incluir o incorporar. ¿Será la tendencia a reforzar el status quo del constitucionalismo? Acá una doble -y tentativa- lista.
Out - Los conflictos y dudas que podemos tener con la actual redacción son varios. Al menos podríamos objetar y dudar de:
- "Nos, los representantes..." - Nosotros, el Pueblo Argentino o El Pueblo Argentino...
- "...el pueblo de la Nación Argentina"- Pueblo siempre con Mayúscula, no? ¿Nación y/o Pueblo?
- "...por voluntad y elección de las provincias que la componen. ¿Quién elige convencional las provincias o el Pueblo de las Provincias? Mejor despejar toda duda, más allá de que la práctica histórica la haya aclarado.
- "...invocando a la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia" Me encanta la razón y la justicia pero...
- "decreta" Prefiero aprueba. Y otro día hablamos del proceso democrático de reforma para eso.
In - La necesidad de una preámbulo democrático resulta evidente. Los vacíos democráticos de la Constitución Argentina comienzan en el preámbulo mismo. Es difícil reconstruir un fundamento democrático en la propia constitución a partir del "Nos, los Representantes" en su faz teórica e histórica. Si se abre una instancia de reforma deseable -siendo éste más que un mero poder negativo, corrector sino uno propiamente reformador, transformador- habrá que incorporar elementos, principios, guías de nuestro tiempo y que nuestra comunidad política construya en el debate político inclusivo, que sean actuales, al mismo tiempo que dialoguen con las futuras generaciones, o sea, que no sean obstáculos, cargas. Por eso, como ideas fuerzas y principios, quizás algunos propongan incorporar objetivos (recordar el "con objeto de"), fines, metas que el preámbulo deba incluir, deba apelar como base y finalidad de la Constitución. Hay algunos preámbulos que hace repasos históricos de los avatares de su independencia o historia, como las de Ecuador o Cuba. Evito esos casos, aunque quizás se pueda pensar algo para nuestro pasado.
- "Profundizar la democracia" "Consodidar el autogobierno colectivo y la autonomía individual como principios inseparables del Estado Democrático de Derecho"
- "Los beneficios de la igualdad real de oportunidades y de la mayor libertad posible"
- "Establecer la Justicia Social" "Eliminar toda forma de explotación de las personas por las personas" (En el original es del hombre por el hombre pero..)
- "Invocando el principio de la soberanía del pueblo"
- "Respetando y protegiendo los Derechos Humanos inherentes a la Soberanía Popular"
- "Promover desarrollo y el crecimiento económico con equidad."
- "Fomentar la integración regional y el intercambio cultural con las naciones extranjeras"
- ¿Cuál otro?
Sin duda, concentrarse en un debate sobre el Preámbulo es todavía estar en los márgenes de una discusión verdadera sobre reforma constitucional. Hay temas más urgentes y evidentes, hay espacios que expandir para la democracia que son espacios de construcción política concreta y no retórica. La Constitución abre y cierra, diseña, esos espacios. Hoy están diseñados y rediseñados tanto por la reforma del 94 como por la práctica política. Sin embargo, también es cierto que las ideas, los fundamentos, los principios del Preámbulo son importantes para una política democrática que se proyecta en un contexto histórico y social radicalmente diferente en el que resulta muy difícil justificar porqué estamos atados a una formula tan opuesta a nuestros horizontes actuales.