sábado, 30 de noviembre de 2013

Hermanos Marx, Abogados


verde cinismo sombra de la verdad - Baires 2008
Hace un par de veranos, en una pequeña librería de playa, encontré este lindo libro. Como pasa con todo buen libro a buen precio en una buenísima edición, estaba en una librería de alguien que evidentemente quiere a los lectores más que a los (precios de) libros. Fue en la costa, en uno de esos locales de galería de balnearios -como los que retrata Llinás, "el primer Llinás", en su homónima película-, y me lo vendió un personaje que se rodea de libros por vocación y no por proyección económica (y sabemos que los libreros -los verdaderos super-libreros-, en su gran mayoría, no son de estos últimos).

En este tiempo, cuando di un curso de Ética Profesional lo usé en clase, para ejemplificar algunos casos a discutir. Alegato de orejas y tráfico de influencias, algunas otras aristas de una práctica común y casos más complejos. Vale aclarar que la materia, Ética Profesional, no es muy común -ni parece estar en boga en cambios de planes constantes- en las Facultades de Derecho de Argentina. Personalmente, cuando estudiaba -no hace tanto tiempo- en la UBA no tuve ni una clase de Ética Profesional en el ciclo obligatorio y salvo que uno quisiese, podía graduarse -y matricularse- sin una mínima conversacion sobre el tema. Por ejemplo, nunca me hablaron del alegato de oreja en la Facultad, sino que uno lo vivía, lo observaba, cuando hacia tribunales.

Más adelante, sin apuro y con el mero interés de debatir casos con intuiciones, inquietudes y casos difíciles, vamos a traer algunas discusiones sobre el tema y tal vez más capítulos de este Radio Teatro que transcribimos.

Por ahora, el humor de los Hermanos Marx:

Juez: ¿Cuál es el caso siguiente, secretario?

Secretario: Su señoría, es la audiencia preliminar del caso Joseph "Big Joe" Crookley, acusado del secuestro de Emmanuel Ravelli (Chico Marx).

Juez: Proceda con la vista.
Bardwell: Su señoría, quisiera pronunciar unas palabras en nombre del Comité Ciudadanos Contra el crimen.

Juez: Desde luego, Mr. Bardwell.

Bardwell: Mi organización considera este caso enormemente significativo y desea hacer constar desde esta corte su reconocimiento a Mr. Flywheel (Groucho) por su noble, valiente y cívica acción al poner en manos de la justicia al enemigo público número uno, Joe Crookley. (Aplausos).

Groucho: Gracias, amigos. Gracias. He esperado y luchado mucho tiempo por recibir este honor. Porque yo empecé yendo descalzo por las calles...

Chico: Eso no es nada, Jefe. Cuando yo nací estaba desnudo.
(Golpe de maza del juez)
Juez: Caballeros, la corte desea que se prosiga con el caso.
Groucho: Muy bien, su señoría. Si usted y Ravelli (Chico) mantienen la boca cerrada, proseguiré.... Como estaba a punto de decirles, antes de que el juez metiera sus narices, cuando yo era un niño de corta edad me dejaron en un orfanato....

Chico: ¿Que le dejaron un orfanato? ¿Y qué hizo con él?
(Golpe de maza del juez)

Juez: ¡Mr. Flywheel! La corte le ordena que se siente. Y ahora señor fiscal del distrito, proceda con la acusación.

Fiscal del distrito: Si su señoría lo tiene a bien, el comité de Ciudadanos ha solicitado a la oficina del fiscal de estado que permita a Mr. Flywheel (Groucho) hacerse cargo de la acusación, dado su espléndido trabajo al perseguir y atrapar a Joe Crookley.
Juez: Muy bien. Joseph Crookley, ¿Dónde está su abogado?

Crookley: Juez, he ofrecido un montón de dinero, pero no he podido encontrar en toda la ciudad un abogado con suficiente energía para encargarse de mi caso. He llegado a ofrecer hasta cinco (5) mil dólares.

Groucho (parándose emocionado): Un momento, su señoría. Ahora no hablo como Flywheel el abogado sino como Flywheel el hombre, el defensor de los derechos humanos. En un tribunal de justicia, su señoría, todos los hombres tienen ciertos derechos inalienables. Todo hombre tiene derecho al asesoramiento y consejo de un abogado, especialmente si ese hombre tiene cinco (5)mil dólares. Crookley, yo me haré cargo de su caso. Suelte el dinero.

Juez: Mr. Flywheel, la corte tenía la impresión de que usted iba a acusar a Crookley.

En este momento, Groucho (Flywheel), empieza a atacar a Chico (Ravelli) su socio, que es el principal testigo del caso (contra Crookley) con la estrategia de conseguir la libertad de su nuevísimo cliente, Crookley (a quien, sí, sí, efectivamente atrapó con Ravelli, o sea, Chico). Después de una bizarra discusión con su socio Ravelli (Chico), en la cual Mr. Flywheel pretende contradecir todo lo decía el único testigo que incriminaba a Crookley para transformarlo en testigo de su completa inocencia, se perfilan los alegatos finales. Y dice...

Groucho: (mostrándose elocuente): Su señoría, en un caso tan importante como éste no podemos dejarnos arrastrar pro las emociones. ¡Debemos considerar los hechos de una forma fría y rigurosa! (poniéndose sentimental y lacrimógeno). Recuerde, yo también tengo una chica... La conocí en un baile... y como su señoría comprenderá no podría volver a casa y enfrentarme a mi chica si viera que estaba defendiendo a un hombre culpable.

Juez: Espere un momento, Mr. Flywheel. Aún no hemos oído a la acusación. ¿Va a usted seguir hablando?

Groucho: Por supuesto. cuanto más tiempo hable yo, más tiempo estará mi cliente en libertad. Su señoría, la verdad es que Joe Crookley tiene un corazón de oro. Es muy bueno con su familia...nunca molesta porque nunca aparece por su casa. Se pasó un año entero sin hablar con su mujer. ¿Y por qué no habló con su mujer? Porque no quería interrumpirla. Su señoría, solicito un habeas corpus.

Juez (atónito): ¿Un habeas corpus?

Groucho: No se averguence, juez, yo tampoco sé lo que significa.

Juez: Mr. Flywheel, ya ha hecho usted perder suficiente tiempo a esta corte. Señor Fiscal del distrito, llame a declarar a su testigo.

Fiscal de distrito: Su señoría, la acusación está perpleja en este caso. Habíamos contado con Ravelli (Chico) como testigo y puesto que él ha pasado a ser testigo de la defensa, me temo que nos hemos quedado sin caso.

Juez: En estas circunstancias, me veo obligado, muy en contra de mi voluntad, a desestimar los cargos y dejar en libertad al defendido, Joseph Crookley. Crookley, queda usted en libertad.

Crookley: Gracias, Juez (retrocediendo). Hasta la vista, Flywheel.
Groucho: Juez ¡Está abandonando la sala! ¡Hagalo volver!

Juez: ¿Hacer volver a Crookley? ¿Para qué?
Groucho: Me debe cinco mil dólares.

Chico: Jefe, está usted mal de la cabeza. Nosotros somos los que le debemos cinco mil dolares.
Groucho: ¿Qué nosotros le debemos cinco mil dólares?
Chico: Y tanto!, Él tenía diez mil en la billetera.
Groucho: ¿Y?
Chico: Pues que yo tengo su billetera...
(Sube la música - Fin)

Originalmente publicado acá.
16-12-2008.

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